lunes, 18 de mayo de 2009

Morir de amor / Poemas Cursis Sessions Vol. 1

I. (Inspirado por Sarah Shuster)

Para ti, mi corazón…
Esa masa pulposa y palpitante
Que no elegí tener ni sentir
La he decidido arrancar desde mi pecho
Introduciendo mis propios dedos
Si es necesario
Arrancar
Con mis dedos hundidos
Si es posible
Dolorosa y amorosamente
Te la entrego…
Tortura culpable
Que trae un coagulo
Y tu nombre
A punto de explotar
Y arrancarme la vida
Carne enferma te entrego
Pero es lo que tengo
Vísceras y órganos varios
Aunque extraídos desde mi cuerpo
Sé no sobrevivirán más de unos instantes
Ahí fuera
Ahí están,
Para ti…
A pesar
Sigue siendo una tortura culpable
Que hace sentir
Si me amas
Cualquier dolor se vuelve amable

II.
Propenso
A tu sonrisa
A tu mirada
Propenso a todo lo que revoluciona mis entrañas
Propenso a tu aroma y a tu presencia
Metástasis de ti
Una enfermedad incurable que me ha sido diagnosticada
La que estoica y alegremente acepto
Perplejo
Porque morir de ti
Es como ir al paraíso mismo

III.
Tengo una burbuja en una caja
Única en su especie
Capaz de mostrar más colores que el arcoíris
Delicada pero con apariencia de hierro
Lozana y con visos al viento
Con grandes probabilidades de estallar
Que no sabía si salir o quedarse
Pues dime tú…
¿Qué hago con mi corazón?

IV.
Tu amor
Es calor
Que desespera
Y hace transpirar
Tiñe de un tono rojizo
Y deshidrata
Lástima que no es frío ni brío
Que se soluciona con abrigo
Tu amor, definitivamente
Nunca fue buen amigo

V.
Si por ti escribo
Yo vivo
Y si por ti yo muero
Descanso
Cierro los ojos
Y me lanzo

VI.
Como la manzana
Brillo, delicia y tentación
Como tú
Como la manzana

viernes, 15 de mayo de 2009

¡Amigo mío!

I.

La primera vez que lo ví fue cuando llegué a un nuevo colegio, hace diez años y es una de las pocas cosas que recuerdo con total claridad, incluso con detalles. ¡Dios, todos esos niños se veían tan petulantes!, juntos en grupos, sin prestar demasiada atención a los chicos nuevos y más concentrados en hablar acerca de quién hizo más cosas interesantes durante el verano, "¡en este colegio de niños ricos yo no encajaré!" me repetía en el trayecto desde el umbral del blanco y luminoso hall, grande y frío como un hospital, abultado de padres y niños. Di una última mirada hacia atrás para regalar una sonrisa a mi madre y me conforté pensando que debía agradecer mi estancia ahí, ya que mis padres eran de los que pensaban que en educación no se debe escatimar.

Sentado en un banco, me dediqué a sonreir a los demás tratando de no delatar mis nervios, unos asientos tras de mí estaba él, de cortos cabellos claros y dos hermosos faroles grices con una forma especial, una mirada que yo nunca habia visto en otra persona, una mirada cautivadora, mirada que esquivé en nuestro primer contacto visual, ya que diez años atrás era mas tímido y aún más bajo presión, en un lugar donde que todos se forman prejuicios por la primera impresión.

"Debe ser un chico muy popular" pensé, ya que todos los otros niños pululaban como polillas a la luz alrededor de él, tratando de llamar su atención con sus anécdotas de vacaciones, el solo sonreía y se dedicaba a escuchar a los demás, dedicando su atención a cualquier persona que la demande antes que perdirla para él -tiempo después me daría cuenta que ese era uno de los atractivos que encantaba a todo el mundo- estaba tratando de escuchar lo que decían las personas a mi alrededor cuando un entusiasmado profesor nos llamó a algunos al frente y nos exigió contar la mayor cantidad de cosas sobre cada uno, haciendo de estricto interrogador nos consultó por nuestro equipo de fútbol favorito, chistes, opiniones de actualidad y un largo etcétera, obviamente en el que todos los nerviosos estudiantes que estábamos ahi parados, quedamos en el más absoluto ridículo. Terminadas las preguntas dijo:
-Cada alumno nuevo, tendrá como compañero de asiento a un compañero antiguo y uno que sea reconocido como un buen amigo, por favor sean consientes y traten a estos nuevos amigos como si estuvieran de visita en vuestra casa, muéstrenle donde están las cosas y cuéntenles los rumores y cosas divertidas que ustedes inventan-
luego de unas risas que distendieron el ambiente, el profesor separó a unos siete compañeros que parecian ser muy amigos por el entusiasmo con que conversaban y los ubicó en distintos lugares de la sala. Luego empezó a emparejar a los nuevas duplas, cuando gracias a la intervención divina, el destino y decisión del profesor pronunció mi apellido con otro, apuntándolo a el.

II.

Al sentarme a su lado sentí su aroma muy masculino, seguramente el perfume de su papá
- ¡Hola! ¡Mucho gusto de conocerte! ¿Cómo te llamas? - me dijo amistosamente
Torpemente me presenté y recurri a lo que siempre utilzo cuando estoy nervioso: en vez de hablar, sonreir.
Estaba pensando que debía decir algo más que simples gestos, solo sonriendo no iba a hacerme amigos fácilmente, así que decidí pensar qué debería decir cuando terminase la clase, ¿le preguntaría dónde puedo comprar algo o tal vez le preguntaría dónde está el baño? ¿Le pregunto si quiere... no mejor, si puede acompañarme? ¿Lo digo de forma cool o más seria? Al sonido del timbre, todos se levantaron raudamente hacia la salida, el chico, como un resorte se acercó junto con los demás hacia la puerta y yo sentado, me quedé con las intenciones de entablar una conversación. Desalentado al pensar en salir a explorar por mi cuenta, atiné a fingir imperiosamente que buscaba algo imaginario dentro de mi bolso, para que nadie se compadeciera de mi soledad, mientras me figuraba que hacer.
De pronto, el chico se devolvió rápidamente, como quién vuelve a buscar las llaves que se le olvidaron y me dice:
- ¿Y no vamos a dar una vuelta?-
yo lo miré y no se si fue una mirada de alivio, agradecimiento o de estupefacción
- Bueno... eso es lo que nos pidió el profe, si es que quieres-
- Claro.. ¡sí! vamos, ¡Gracias!-
Al salir me presentó a su corte que le sigue sagradamente por los pasillos, algunos me saludaron amablemente y otros me dedicaron solamente un segundo cronológico exacto. Divisé no muy lejos a la salida del salón, a un solitario chico nuevo con el que habíamos intercambiado unas palabras al entrar, le hice una seña para que se acercara y partimos el tour por las instalaciones del colegio.

Joaquín me preguntó a mi y al otro chico todos los clichés que uno puede preguntar cuando se quiere conocer a alguien, estaba muy interesado haciendo de guía turístico, mientras atras iba la tropa en procesión, un poco molestos por robar la atención de este ser que parece iluminar e inspirar a la gente, ¿Cúal es el misterio de Joaquín? ¿Que es lo que hace que la gente se amanse, cual dominado animal, ante su presencia? ¿Porque la gente cae hechizada, necesitada de su compañía? es que Joaquín parece amar y proteger a todas las personas.

El timbre nos avisó que ya debiamos regresar y entré al salón distinto, entusiasmado, desinhibido y protegido.

Al término de ese largo día, nos despedimos a la salida y lo saludé con afecto, necesitaba mostrarle mi agradecimiento por su apoyo, ya que el sería la razón por la que me levantaría de un salto de la cama para ir a clases. Camino a casa, con la cabeza apoyada en la ventana del autobús, me regocijaba con la exaltación que se apoderaba de mi pecho y mi estómago, ese entusiasmo propio de los enamorados, porque sí, yo amé a Joaquin desde el primer momento en que lo ví.